Última actualización de este contenido: 25 de noviembre de 2024 por Felip Granados
Hoy, en el Códice de las Sombras, nos adentramos en los dominios oscuros de Outherglands, donde el silencio es roto únicamente por el eco de antiguos cánticos prohibidos.
Descubrimos la imponente figura del Arzobispo oscuro, cuya máscara de hierro esconde más que un rostro; es un portal a un pasado tortuoso y un presente lleno de horrores inenarrables.
Permaneced con nosotros, mientras levantamos el velo de la historia más oscura de Outherglands, aquí, en Códice de las Sombras.
TRANSCRIPCIÓN COMPLETA
En la penumbra de la sacristía de Outherglands, donde las sombras susurran pecados olvidados y las velas arden con llamas de colores impíos, se erige el Arzobispo de Outherglands, un ser cuya sola presencia hace que el aire se sature de un frío ancestral. Su rostro, eternamente oculto tras una máscara de hierro forjada con las almas condenadas de sus antecesores, no ha contemplado la luz desde tiempos inmemoriales.
El Arzobispo, venerado y temido a partes iguales, es el guardián textos prohibidos y de rituales que ningún hombre debería conocer jamás. Su voz, un susurro que reverbera en los muros de la catedral y en las mentes de los depravados fieles, va acompañada siempre del murmullo de los espíritus que lo custodian. Almas que, en vida, osaron desafiar su autoridad y que ahora no son más que servidores de su retorcida voluntad.
Los habitantes de Outherglands murmuran que el Arzobispo fue antaño un hombre de fe, un líder espiritual cuyo corazón se corrompió no por la lujuria del poder, sino por el hambre de conocimiento. Su obsesión por el saber, lo llevó a intentar dominar los secretos de la vida y la muerte. Se dice que en su búsqueda por la inmortalidad, el Arzobispo traspasó los límites del reino terrenal y realizó un pacto con las sombras que se retuercen más allá de las puertas del sol y de la luna.
Bajo su mando, la catedral de Outherglands se convirtió en un lugar de peregrinación para aquellos que buscan el conocimiento oscuro y prohibido. En ese lugar, los corredores de piedra se retuercen como las entrañas de una bestia inmortal, y en sus capillas ocultas, se llevan a cabo rituales que desafían la comprensión de cualquier mente racional. Se habla de sacrificios en noches sin luna, de cánticos que no pertenecen a este mundo y de criaturas que se arrastran desde la oscuridad para atender a la llamada del Arzobispo.
No obstante, hay quienes susurran que el poder del Arzobispo de Outherglands no es absoluto. Que entre las sombras de su propia catedral se esconde una verdad que podría desmoronar su reinado de terror. Una reliquia sagrada, oculta y custodiada por aquellos que aún se resisten a su dominio, podría ser la clave para desvelar su verdadera naturaleza y poner fin a su reinado. Pero aquellos que buscan derrocarlo deben andar con mucho cuidado, pues en el juego de sombras y engaños, el Arzobispo siempre está dos pasos por delante, y el precio del fracaso es una eternidad de servidumbre en sus sombríos y aterradores dominios.