Relatos Fantásticos: Historias de terror - El renacer oculto de Hadden Bek

El renacer oculto de Hadden Bek

Última actualización de este contenido: 3 de junio de 2024 por Felip Granados

Hoy, en historias de terror, os traemos un microrrelato: El renacer oculto de Hadden Bek.


El pasadizo era angosto y oscuro, las paredes de fría piedra original parecían ser los perversos síntomas de que ese lugar era uno de los baluartes de aquel mal. Jamás había percibido un hálito tan helado como el de aquella perturbada atmósfera.

Palpé con temor reverencial cada centímetro de aquella roca desgajada, sintiendo a cada segundo la viscosa y resbaladiza textura entre las yemas de mis dedos.

En aquellos momentos desconocía la causa de mi presencia en ese lugar, todos los recuerdos eran borrosos e imprecisos. Aún así, un ligero atisbo de esperanza asomaba en mi corazón; era ridículo, desquiciado y aterradoramente inestable, y se alimentaba de mi desesperación e ignorancia.

Caminé descalzo unos metros hacia adelante, temeroso de cualquier cosa que pudiera encontrar . No sabía con exactitud lo que estaba buscando, pero algo parecido a un conocimiento intrínseco se dibujaba en mi cerebro y me empujaba a continuar. Aunque aquella idea solo era otra medida desesperada por engañarme a mí mismo, la cruda realidad era que no tenía otra opción.

Todo estaba tremendamente oscuro. El sonido de mis pasos sobre la arenisca rompía la elaborada monotonía de ese silencio impasible. Al terminar cada pisada, venía una nueva oleada de quietud perturbadora, un terror descomunal se gestaba gradualmente en mi mente mientras agudizaba el oído en busca de algún sonido. El silencio de la caverna parecía ser, en sí mismo, el propio mal que se alimentaba de mis constantes vitales.

Estiré mi brazo derecho para descubrir lo que la negrura deparaba a mi otro lado. Tras unos torpes movimientos sobre el aire, rocé lo que parecía ser la pared oriental del pasadizo. Alcanzaba a tocar ambos lados al mismo tiempo, por lo que me hice una idea de la estrechez del mismo.

Mis rajados pantalones de lino y mi delgada camiseta de algodón no ofrecían protección alguna contra las heladas tinieblas a las que me veía expuesto. Me sentí débil e indefenso, la situación no era para nada envidiable.

Me armé de valor y caminé con decisión hacía esa espesura, otra decisión más, hija de la ansiedad y la desesperación. El trayecto seguía muchos metros hacia adelante, sin embargo, nada cambiaba en aquel macabro contexto.

Mientras avanzaba, la tensión amenazaba con hacerme perder el autocontrol. Entonces pisé algo que me sobresaltó de manera inusual. Sentí una rugosidad áspera bajo la planta de mi pie derecho. En un acto reflejo lo aparté rápidamente, al tiempo que la sangre golpeaba mis sienes, avisando de que mi cordura se encontraba en situación precaria.

Oí como algo se deslizó rápidamente entre la arena. El siseo pasó junto a mí y luego se alejó a mis espaldas. Quedé petrificado, totalmente aterrorizado por lo que acababa de ocurrir. Sin embargo, el horror se intensificó cuando, al girar ligeramente, mi brazo chocó contra un cuerpo que se encontraba detrás de mí. En esos momentos, los latidos de mi corazón retumbaban en mi cabeza, y no era capaz de pensar ni reaccionar de manera controlada. Me lancé desesperadamente hacia el lado contrario, tropecé con algo y caí al suelo.

Empecé a moverme con ferocidad y frenesí mientras intentaba levantarme. No tenía rumbo marcado, pero sabía que no debía quedarme allí. En un alarde de euforia desquiciada conseguí levantarme del suelo. Justo cuando terminaba de ponerme en pie, oí un débil alarido a mi espalda. Ese rugido, similar al de una bestia famélica, fue todo cuanto bastó para terminar con lo poco que me quedaba de cordura.

Sentí la adrenalina recorrer toda mi columna vertebral. Sentí como una garra se cerraba sobre mi hombro, con una inusual y delicada sutileza. Intenté apartarme de ella, pero su portador no parecía querer ceder a ello. La garra se cerró con más fuerza, clavándose en mi carne. Sentí un fuerte dolor, y noté los cálidos hilos de sangre recorrer mi antebrazo. Giré demente sobre mí mismo con la intención de asestar un perturbado puñetazo de irracionalidad contra aquel desconocido ser.

Fue entonces, mientras lanzaba el golpe, cuando vislumbré dos rasgados y enfermizos ojos. Brillaban rojos bajo aquel manto de oscuridad. Mi puño alcanzó lo que debía ser su rostro, duro y frío como la roca de aquel siniestro lugar. Sin embargo, mi ataque no pareció surgir el efecto deseado, ya que la bestia aferró con renovada fuerza mi hombro. Mientras el dolor se adueñaba de toda mi persona, aquellos agresivos ojos se fueron acercando, más y más, hacia mi rostro.

La oscuridad descendió sobre mí de manera desalentadora, y entonces… desperté.


Esperamos que hayáis disfrutado de este relato breve.

Si os ha gustado “El renacer oculto de Hadden Bek“, no olvidéis echarle un ojo 👀 a alguna de nuestras otras historias de terror, o al resto de historias cortas de la página. 😊

Autor/a

  • Relatos Fantásticos: Foto Felip Granados

    Apasionado del terror, la fantasía y la ciencia ficción. Creador del proyecto Relatos Fantásticos. Policia freelance y catador de olivas en sus ratos libres.

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