Última actualización de este contenido: 25 de noviembre de 2024 por Felip Granados
Hoy, en historias de ciencia ficción, os traigo un avance de Crónicas del Posthundimiento.
Los Elementos 0 son uno de los mayores misterios del mundo del Posthundimiento. No son criaturas convencionales, ni tampoco se les puede considerar del todo humanos. Son entidades solitarias y diáfanas, con un aspecto inquietante que se encuentra entre lo humano y lo etéreo, como si estuvieran atrapadas entre dos realidades.
Su nombre no tiene relación con la química o con la tabla periódica, sino con su carácter único y desconocido. El «cero» representa el vacío de respuestas sobre su origen y propósito. Algunos creen que son una creación defensiva de la Tierra, algo que creó el planeta para protegerse. Otros sostienen que son humanos mutados, víctimas de la exposición a las intensas radiaciones cuánticas de los ECOS.
Los Elementos 0 se caracterizan por su extraña relación con la energía. Por allá por donde pasan absorben cualquier fuente de energía cercana. Esto los hace extremadamente peligrosos, pues su sola presencia puede desactivar sistemas críticos o causar fallos fatales en humanos con tecnología implantada.
Aunque no parecen hostiles de manera intencionada, su carga energética es inmensa y letal. Muchos testimonios coinciden en que evocan una sensación de tristeza extrema, como si arrastrasen un peso que no pueden explicar.
Espero que os guste
Elemento 0
La cúpula estaba en ruinas. Lo que alguna vez fue un refugio autosuficiente ahora era un amasijo de cables arrancados, pantallas rotas y maquinaria inerte. El aire dentro del búnker era frío, cargado con un extraño olor metálico que le ponía los pelos de punta.
Oliver sostenía la linterna con manos temblorosas, haciendo que el haz de luz se moviera erráticamente, aumentando aún más sus nervios. Había rastros de energía residual en el ambiente. El núcleo del generador principal parpadeaba de forma tenue y mortecina, como si el lugar hubiera sido drenado por completo.
Entonces lo vio.
Entre las sombras de las tuberías, algo se movió. Su figura era translúcida, con un contorno levemente definido por destellos de luz azul que corrían bajo una piel desgarrada y pálida. Parecía un humano… o algo que alguna vez había sido humano. Pero su mirada estaba vacía e irradiaba un resplandor etéreo que no iluminaba. Al contrario, parecía devorar la luz a su alrededor.
Oliver retrocedió asustado.
En un instante, la densidad del aire cambió rápidamente. La sola presencia de aquella entidad parecía espesar el oxígeno, cargándolo aún más de aquel olor metálico inconfundible. A cada paso que la criatura daba, apagaba la poca energía que quedaba en las paredes y en los restos de las consolas y aparatos eléctricos. Las diminutas chispas que chisporroteaban en el generador principal se extinguieron con un leve zumbido final.
El Elemento 0 se detuvo, inclinando la cabeza levemente, como si supiera que no era bienvenido, aunque aquello tampoco parecía importarle demasiado.
Parecía tan triste…
Sus dedos, delgados y casi espectrales, se alzaron en dirección a Oliver, como si mendigaran clemencia.
Oliver quiso correr, pero no pudo. Las luces de su traje comenzaron a parpadear. Sus sistemas internos se chamuscaron, las alarmas en su casco empezaron a sonar, pero se apagaron en un extraño mutismo casi de inmediato. Su propio corazón, conectado a un marcapasos de última generación, comenzó a latir descontroladamente.
El zumbido creció…
Luego, todo fue oscuridad.
Espero que hayas disfrutado de este pequeño avance.
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