Hoy, en historias de fantasía, os traemos un microrrelato: El último susurro del bosque.
En un lugar remoto se alzaba el antiguo y primigenio bosque de Eldoria. Los árboles allí eran tan altos como catedrales y guardaban secretos de los tiempos en los que la magia aún fluía como el viento.
A cada atardecer, el bosque susurraba y cantaba. Los aldeanos decían que eran los espíritus de la arboleda, que hablaban y danzaban antes de la caída de la noche. Pero había una persona en el pueblo, la joven Elina, que era la única que de verdad podía entender esas palabras. Era una chica huérfana, que había sido adoptada y criada por la anciana curandera de la villa. Elina, tenía una sensibilidad muy especial, con la que había aprendido a escuchar más allá de los sonidos cotidianos del mundo.
Una tarde, cuando el sol teñía de oro las copas de los árboles, el susurro del bosque se tornó urgente y abrumador. Elina, guiada por aquella llamada, se adentró en la espesura, siguiendo el rastro de una misteriosa luz azul que parpadeaba entre los árboles. La chica llegó hasta un claro donde un majestuoso y anciano árbol se alzaba imponente, era el corazón de Eldoria. Su grueso tronco había sido alcanzado por un rayo, y exhalaba un brillo dorado y etéreo.
El árbol agonizaba por el dolor, y le confió a Elina su último deseo. Le explicó que el corazón del bosque estaba muriendo, y con él, la magia de Eldoria. Pero había una esperanza. En la base inferior del tronco, guardaba una semilla dorada que albergaba la vida y magia del bosque. Si la plantaba, sería capaz de renacer y restaurar la esencia de Eldoria.
Con manos temblorosas y lagrimas recorriendo sus mejillas, Elina desenterró la semilla. Al recogerla, sintió el poder vibrar a través de todo su cuerpo. El bosque se silenció de repente, como esperando el destino de su último aliento. Elina plantó la semilla bajo la luz de la luna nueva, con la esperanza de restaurar la magia de aquel lugar que había conocido durante toda su vida.
En muy poco tiempo el nuevo árbol creció, y con él, un nuevo susurro comenzó a llenar el aire nocturno del pueblo. Elina se convirtió en la guardiana del bosque, y sonreía feliz al escuchar el renovado murmullo de Eldoria. En su corazón, sabía que del mismo modo que ella había salvado el bosque, el bosque también la había salvado a ella.
Esperamos que hayáis disfrutado de este relato breve.
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