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Por siempre guerra

La gran llanura de la verdad, de la única realidad.

Consciente de su verdadero yo y de la barbarie que comete, se enorgullece de su indigna acción. El arte de la destrucción, la severa escuela de la humanidad.

Ambiciosos árboles de perenne follaje, tristes llantos al viento en busca de consuelo y de perdón.

La brisa recorre las mudas estepas observando y acallando. El sol que ya nunca es suficiente iluminación atenta contra el sufrimiento de los aquejados.

La hierba del campo de batalla, tan verdes sus ancestros ahora son sangrientos.

El dolor flota en la inexperta brisa del después. Quietud, tristeza y soledad. Macabra recolecta, fructífera cosecha de malintencionado y cruel egoísmo.

Mi turbulenta aflicción es la siembra de un invierno posterior, forjada por desdicha y llanto, la miseria y la desgracia, funestos ojos de ira y devoción.

Poco a poco se revela el desenlace hacia mis deplorables actos, porque mataría por venganza, por pura y cruel ambición.

Exijo lealtad, me apoyo en mis creencias como justificación, y mis actos desde entonces ya no son ni mucho menos los de un buen anfitrión.

¡Me he convertido en una bestia! En animal de carne sin escrúpulos. Yo creí poder equilibrar el mundo con palabras de verdad, cuan iluso fui.

Ahora quiero aniquilar porque mi palabra es la de dios, y con ello yo daré, a mis súbditos la impresión, de que en esta tierra somos lo más grande y lo mejor.

Y las eras de un inminente destino transcurren poco a poco, en un sin fin de guerrillas y opresiones, por una nada mezquina e incalificable. Las tumbas de los apodados grandes héroes, monumentos erigidos a sus hazañas por una supuesta liberación, una salvación tan falta de significado como sus injustificables y vitoreados asesinatos.

Y así prosigue paso a paso, en rítmica evolución. Antes fue el hierro y el acero, ahora la pólvora y la fisión. Es el curso de un río desbocado al cual se unen las aguas de las diferentes generaciones, el sustento de la falta de humildad.

El inicio fue el fin.

Y por mucho que cavile, discuta y analice, es el por siempre guerra de un mundo en decadencia, de un mundo intolerante y grotesco.

El por siempre guerra de un mundo de utopía.


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Este obra cuyo autor es Felipe Granados está bajo una licencia de Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional de Creative Commons.
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