Estas fechas de consumismo y derroche son, sin lugar a duda, la época preferida de muchos de nosotros.
Nos retratamos ante la cámara para inmortalizar esos preciosos momentos, que tanto deseamos mantener en nuestra memoria. Momentos que, pasados los años, se arrinconarán llenos de polvo y telarañas en algún inhóspito y remoto lugar de nuestro cerebro.

En las arenas del destierro nunca sale el sol, en las vastas llanuras de la nada que existen en nuestra mente, los recuerdos yacen semienterrados, solo esperando la ventisca que algún día llegará, sepultándolos por completo.

Es por eso por lo que adoramos las fotografías, porqué cada vez que las observamos, revivimos de algún modo, esa experiencia. Nos transportamos a lugares que ya nunca serán, y que quien sabe, si realmente han existido jamás.

Son fechas para disfrutar, para gastar todo lo que se pueda y para reír… sobre todo para eso.
Pero intentad reír los últimos porqué ya sabemos cual es el dicho, y realmente es cierto….


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