La destrucción del camino impuesto
No logro comprender el camino que debo seguir, antaño creí en la realidad de la libertad, creí en la simbología de una felicidad creciente en los corazones de la humanidad. Todo sin embargo ha sido desechado por esa gran hueste de anómalas imposiciones.
El gran imperio de la falsedad emerge ante mí, tan vasto y extenso como el amor que poseo hacía ti. Una cárcel sin igual, ¡funesto pabellón!, no ceso en mi intento de escapar.
La muerte ya no es muerte sino vida, las carcasas de los antiguos dueños vigilan impertérritas un mundo que antaño intentaron controlar.
Nací lejos de donde debería estar, pasé mi infancia en la credulidad que solo un niño puede disfrutar, en las tierras de la soledad aprendí como se puede llegar a amar, y en compañía de la sociedad estudié el arte de odiar.
En mi encallecida celda observo el manto de irrealidad que se cierne sobre el angosto camino de una cruel verdad. El dolor de la lejanía absorbe todos mis sentidos, entumecido por los golpes avanzo barrote a barrote, no veo la posibilidad.
El pasillo tras el hierro es frío y predecible, pero creo que al final, más allá de donde alcanzan mis cansinos ojos, existe un portón oxidado tan antiguo como nuestra raza.
Quizá alguien quiera escapar también. Las raíces de aquel joven árbol son de una aterradora y cruel consistencia, conozco la sensación que obstruye aquel cerrojo, sé que la influencia de mi captura refuerza el candado de la represión. Un sistema mal gobernado que no atiende a las preferencias de la necesidad, siento el dolor en mis huesos y en mi corazón.
Las lágrimas de la cordura recorren mis mejillas, en vano observo y golpeo el muro de mí alrededor. ¿Dónde éstas? ¿Por qué antes de que viniéramos a este mundo me prometiste tu compañía? Yo confié en tu decisión y te muestras ante mí tan lejana como imposible.
Maldigo las jerarquías y la tradición, y por ello sacaré fuerzas de mi tristeza para poder abrirme camino hacía tu posición, donde puedas verme y recordarle al arrogante tiempo que en su día fuimos un solo ser.

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